ABRIL DE 2009
Era un día cualquiera de abril de 2009. Estaba en mi piso de estudiantes de San Sebastián. Estudiaba ahí y vivía en un piso bastante bonito con tres compañeros más... ¡qué tiempos!
Yo estudiaba 3er curso de Ingeniería Técnica de Obras Públicas, en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), en el campus de Donostia-San Sebastián, y el piso de estudiantes estaba enfrente de mi facultad. La verdad es que mi vida era bastante monótona, pero a mi me gustaba. Me gustan las rutinas, tener todo programado, y saber qué haré en cada momento. Aunque de vez en cuando me gusta el caos, hacer planes extraños, ir a la aventura... pero siempre que todo esté minimamente planificado.
Por aquel entonces me levantaba todos los días a las 08:00. Estaba finalizando mis estudios, y estaba inmerso en la realización de mi PFC (Proyecto de Fin de Carrera). A las 08:00 me levantaba, me duchaba, y me vestía. Me iba de casa sin desayunar porque me gustaba llegar pronto a la facultad, que estaba a 1 minuto andando. Aprovechaba y me tomaba un café en la cafetería mientras leía algún periódico gratuito. A veces no desayunaba aunque sabía que debía de hacerlo, pero a las mañanas nunca tengo hambre.
La mañana transcurría sin más. Clases, descanso entre clases, más clases... A las 14:00 siempre estaba en casa. Si me tocaba hacer la comida, la hacía junto con mi compañero de faenas (los 4 compañeros del piso nos organizábamos en parejas), comíamos y me tumbaba en el sofá a ver la televisión o a navegar por internet. Nunca me echaba siesta porque cuando me echo siesta me despierto atontado y tengo más sueño que antes.
Por las tardes siempre tenía cosas que hacer. Todos los días tenía euskaltegi (clases de euskera), pero a veces me las saltaba y me quedaba en la facultad terminando el PFC. Otros días tenía clases de inglés hasta tarde, y alguna que otra tarde solía salir con algún compañero de piso o algún amigo a tomar algo a un bar del barrio. Todo estaba cerca de mi piso, a menos de 5 minutos andando, así que mi vida estaba enmarcada en 1 kilómetro cuadrado. Menos los jueves cuando salíamos de bares, que íbamos al centro de la ciudad.
Todas las noches cenábamos los 4 compañeros de piso juntos, y veíamos la tele a la vez que estábamos los cuatro conectados al ordenador, navegando por Internet, escuchando música, hablando con otros amigos... Yo era el que más tarde se iba a dormir, porque me gustaba quedarme hasta tarde viendo alguna serie o película. La verdad es que siempre he dormido poco. Con 6 horas al día de sueño rendía bastante.
Esa noche me desperté a las 05:00 gritando de dolor. Se me había subido el gemelo de la pierna derecha. Era insoportable. No solían subírseme los gemelos nunca, y alguna vez me había pasado, pero nunca de esa forma tan dolorosa. Era un dolor muy agudo, muy intenso, y creo que hasta se me escaparon algunas lágrimas. Estaba medio dormido aún. Me levanté de la cama como pude, y me puse a hacer estiramientos en el gemelo, y poco a poco se me fue pasando. Me quedé medio muerto de dolor en la cama, y caí dormido enseguida.
A la mañana siguiente me desperté, e hice mi rutina habitual. Me dolía el gemelo. Lo tenía con una contractura bastante fuerte por lo de esa noche. No sé por qué ese día anduve más de lo habitual: fui a clases, tuve que ir a imprimir unos planos a una imprenta, volví a clases fui a comer, volví a la universidad, fui a clases de euskera, tuve que volver a la tienda a volver a imprimir otros planos, fui a clases de inglés, y después a casa. Esa noche fue cuando empecé a notar un dolor en el pie, en la parte de detrás.
Ahora sé que lo que me dolía era el tendón, y ahora (después de año y medio) sabría decir por qué empezó ese dolor (la contractura en el gemelo hizo que se tensara el tendón más de lo habitual, y al estar forzado se fue creando una tendinitis). Realmente en aquel momento no lo atribuí a la contractura del gemelo derecho, e incluso pensé que me había dado un golpe. No le dí importancia, y me eché a dormir pensando en que se me pasaría.
CONTINUARÁ....
Era un día cualquiera de abril de 2009. Estaba en mi piso de estudiantes de San Sebastián. Estudiaba ahí y vivía en un piso bastante bonito con tres compañeros más... ¡qué tiempos!
Yo estudiaba 3er curso de Ingeniería Técnica de Obras Públicas, en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), en el campus de Donostia-San Sebastián, y el piso de estudiantes estaba enfrente de mi facultad. La verdad es que mi vida era bastante monótona, pero a mi me gustaba. Me gustan las rutinas, tener todo programado, y saber qué haré en cada momento. Aunque de vez en cuando me gusta el caos, hacer planes extraños, ir a la aventura... pero siempre que todo esté minimamente planificado.
Por aquel entonces me levantaba todos los días a las 08:00. Estaba finalizando mis estudios, y estaba inmerso en la realización de mi PFC (Proyecto de Fin de Carrera). A las 08:00 me levantaba, me duchaba, y me vestía. Me iba de casa sin desayunar porque me gustaba llegar pronto a la facultad, que estaba a 1 minuto andando. Aprovechaba y me tomaba un café en la cafetería mientras leía algún periódico gratuito. A veces no desayunaba aunque sabía que debía de hacerlo, pero a las mañanas nunca tengo hambre.
La mañana transcurría sin más. Clases, descanso entre clases, más clases... A las 14:00 siempre estaba en casa. Si me tocaba hacer la comida, la hacía junto con mi compañero de faenas (los 4 compañeros del piso nos organizábamos en parejas), comíamos y me tumbaba en el sofá a ver la televisión o a navegar por internet. Nunca me echaba siesta porque cuando me echo siesta me despierto atontado y tengo más sueño que antes.
Por las tardes siempre tenía cosas que hacer. Todos los días tenía euskaltegi (clases de euskera), pero a veces me las saltaba y me quedaba en la facultad terminando el PFC. Otros días tenía clases de inglés hasta tarde, y alguna que otra tarde solía salir con algún compañero de piso o algún amigo a tomar algo a un bar del barrio. Todo estaba cerca de mi piso, a menos de 5 minutos andando, así que mi vida estaba enmarcada en 1 kilómetro cuadrado. Menos los jueves cuando salíamos de bares, que íbamos al centro de la ciudad.
Todas las noches cenábamos los 4 compañeros de piso juntos, y veíamos la tele a la vez que estábamos los cuatro conectados al ordenador, navegando por Internet, escuchando música, hablando con otros amigos... Yo era el que más tarde se iba a dormir, porque me gustaba quedarme hasta tarde viendo alguna serie o película. La verdad es que siempre he dormido poco. Con 6 horas al día de sueño rendía bastante.
Esa noche me desperté a las 05:00 gritando de dolor. Se me había subido el gemelo de la pierna derecha. Era insoportable. No solían subírseme los gemelos nunca, y alguna vez me había pasado, pero nunca de esa forma tan dolorosa. Era un dolor muy agudo, muy intenso, y creo que hasta se me escaparon algunas lágrimas. Estaba medio dormido aún. Me levanté de la cama como pude, y me puse a hacer estiramientos en el gemelo, y poco a poco se me fue pasando. Me quedé medio muerto de dolor en la cama, y caí dormido enseguida.
A la mañana siguiente me desperté, e hice mi rutina habitual. Me dolía el gemelo. Lo tenía con una contractura bastante fuerte por lo de esa noche. No sé por qué ese día anduve más de lo habitual: fui a clases, tuve que ir a imprimir unos planos a una imprenta, volví a clases fui a comer, volví a la universidad, fui a clases de euskera, tuve que volver a la tienda a volver a imprimir otros planos, fui a clases de inglés, y después a casa. Esa noche fue cuando empecé a notar un dolor en el pie, en la parte de detrás.
Ahora sé que lo que me dolía era el tendón, y ahora (después de año y medio) sabría decir por qué empezó ese dolor (la contractura en el gemelo hizo que se tensara el tendón más de lo habitual, y al estar forzado se fue creando una tendinitis). Realmente en aquel momento no lo atribuí a la contractura del gemelo derecho, e incluso pensé que me había dado un golpe. No le dí importancia, y me eché a dormir pensando en que se me pasaría.
CONTINUARÁ....
No hay comentarios:
Publicar un comentario