viernes, 10 de septiembre de 2010

Pruebas y más pruebas...


FINALES DE AGOSTO DE 2010

Mientras esperaba el resultado de la resonancia magnética seguí yendo a las sesiones de rehabilitación, aunque no me hacían ningún efecto. Sé que, muchas veces, la rehabilitación hace efecto transcurrido un tiempo, pero teniendo en cuenta que ya había estado tiempo atrás con un fisioterapeuta privado, veía poco probable que notase mejoría.

Llegó el día en que tenía consulta con el traumatólogo de la Clínica San Miguel (CSM). En esa consulta me iba a dar el resultado de mi resonancia magnética. Pasé por el mostrador y confirmé la cita a una secretaria, y después me dirigí a la sala de espera, que estaba bastante llena. Hacía calor en la sala, y una mujer embarazada que estaba ahí se estaba abanicando airadamente, así que me levanté y abrí la ventana. "Quien tenga frío que se levante y la cierre después" pensé.

Durante los siguientes minutos salía el doctor e iba llamando a gente. Esta vez iba vestido con un pijama verde de cirujano. Cuando salía a llamar a alguien siempre se distraía hablando con otros pacientes, o saludándoles. Era muy simpático.

Por fin me tocó turno. Entré a la pequeña consulta y me senté. El doctor se puso a mirar unos informes y, tras un rato mirando al infinito, como pensando en temas que tenía pendientes, me dijo:

- Bien Pablo. ¿En qué habíamos quedado?
- ¿A qué te refieres? - le pregunté con expresión dudosa.
- Recuérdame en qué habíamos quedado hoy. ¿Qué tenía que decirte hoy? ¿Habíamos quedado en algo en concreto?

No me extrañaban esos comentarios suyos. Era un muy buen médico, o eso me habían dicho, pero era algo distraido. No sé, era la típica persona que tiene mil cosas pendientes y que siempre está ocupado con citas y agendas apretadas. Su carácter dejaba entrever que era inteligente, y a mí eso me daba tranquilidad.

- Hoy habíamos quedado porque me ibas a dar el resultado de la resonancia magnética. - le indiqué.
- Sí, pero no ha salido nada eh... tú tranquilo. Éste es el informe del radiólogo, léetelo, es todo correcto, y lo único que se aprecia es la tendinitis en el aquiles.

Leí el informe del radiólogo en el que, entre otras cosas, ponía cosas como:

INFORMACIÓN CLÍNICA RECIBIDA: Dolor selectivo a nivel inserción aquílea.
TÉCNICA: RM de tobillo derecho con secuencias T1-T2 en proyecciones axial y sagital.
IMPRESIÓN DIAGNÓSTICA: Discreto aumento de grosor del tendón aquíleo en su tercio distal con áreas lineales de hiperseñal en su interior en relación con tendinosis.
COMENTARIO: No existen signos de interrupción del patrón fibrilar que sugieran rotura parcial ni completa. No se observa bursitis. Adecuada congruencia de articulaciones tibio-peroneo-astragalina, subastragalina, astrágalo-escafoidea y calcáneo-cuboidea. No se aprecia líquido libre... Ligamentos sin evidencia de rotura... Grasa de Kager de resonancia adecuada..

Yo no entendí nada del informe. El doctor cogió un CD que había junto al informe, lo insertó en su ordenador de sobremesa, y me empezó a enseñar decenas de imágenes de la resonancia. Yo no distinguía nada. Entre lo que supongo eran tendones, músculos y huesos pude distinguir la bolita pequeña que me habían puesto a modo de marcador en el sitio donde tenía localizado el dolor.

- ¿Ves? Todo esto son imágenes de tu tobillo. Imágenes en todos los ángulos y de todas las partes del tobillo. Si hubiese cualquier cosa ,seguramente se viese aquí. Como ves, todo parece normal, y sólo se aprecia la tendinitis.
- Ya, entiendo... ¿y entonces?
- le pregunté.
- Lo que me extraña es el dolor tan selectivo que tienes en el calcáneo. No lo tienes exactamente en la inserción, sino algo más abajo... Podría abrirte y así vería todo bien. Las resonancias sacan imágenes estáticas y puede que no salgan cosas que puede haber. Si te abriese, vería todo. Sería una operación muy sencilla. Abrir, ver que hay, arreglar si es necesario, y cerrar.

Me explicó todo perfectamente. Abriéndome podía ser que viese si tenía algo,y en tal caso lo podría arreglar. Si no me abría, yo me quedaría como estaba, es decir, con dolor constante y cojo al final del día.

- También está la opción de hacerte una infiltración, pero teniendo opción de abrir yo optaría por eso. Pero vamos, tú decides.

Le dije que me fiaba de él, y en broma le comenté que mientras no me amputase el pie yo me dejaba hacer lo que fuese. Nos reímos y me dijo que me lo pensase, que siguiese estos días con la rehabilitación, y que pidiese cita con él para dentro de unos días.

Así que me fui de su consulta algo mosca. Había llegado pensando que me iba a decir que tenía algún hueso roto, o alguna cosa en el tendón que no fuese sólo tendinitis, o algo en el calcáneo. Pero no, sólo tenía tendinitis, o al menos eso era lo que decía la resonancia magnética. Y eso no era malo, era bueno. Significaba que sólo tenía tendinitis, pero eso me agobió mucho. Otros médicos me habían dicho que las tendinitis no se curan, había leído en muchos foros de internet comentarios de gente con tendinitis, ... la verdad es que hubiese preferido tener un hueso roto. Así, pensaba, al menos me lo hubiesen arreglado y c'est fini.

Regresé al mostrador marrón largo y pedí cita para otro día. Después me fui a casa pensando en qué pasaría con mi tendón. Operarme o no operarme, esa era la cuestión.

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