jueves, 16 de septiembre de 2010

EL DÍA "D". Parte 3: La operación

6 DE SEPTIEMBRE DE 2010

Estaba tumbado en la cama, aburrido. Tenía un panel de control desde el que podía poner la cama en cualquier posición. Estuve probando diferentes posiciones y conseguí ponerme de formas muy extrañas.

- Pablo, estate quieto ya - me increpó mi padre, que desde el sillón estaba mirando por la ventana.

Suspiré, cogí el mando de la televisión e hice zapping. No había nada entretenido y todo eran programas de media mañana, programas "de abuelos".

- Papá, ¿puedes pasarme el libro? - dije a mi padre con una sonrisa en la cara.
- Cógelo tú, que lo tienes en la mesilla - me reprochó.
- Yo estoy convaleciente, no puedo levantarme de la cama - dije bromeando

No me hizo caso y siguió mirando por la ventana. Desde la ventana sólo se veían ventanas de otras habitaciones, así que me pareció aburrido que estuviese mirando por la ventana. Cogí el libro que tenía en la mesilla, y lo abrí. Leí dos líneas. No me apetecía leer, así que volví a dejar el libro sobre la mesilla.

En ese momento entraba mi madre por la puerta. Su respiración era acelerada. Yo me imaginé que se había perdido encontrando la habitación, y que había estado dando vueltas por otras alas del hospital. Me la imaginé entrando en el quirófano mientras decía "perdón, perdón, perdón". Mi madre era algo despistada.

Estuvimos hablando un buen rato, y yo me quedé medio dormido. Al entrar por primera vez a la habitación la enfermera nos había explicado que se pasaría un celador para rasurarme el tobillo, pero no había venido nadie. Llamaron a la puerta -toc, toc- y entró un celador bastante joven, tendría 24 años.
- Buenos días. Tío, nos vamos "pal" quirófano. ¿Preparado? Ponte esta bata - dijo mientras se acercaba a la cama y empezaba a desconectar cables. Era bastante simpático.
- Vale, pero, ¿no me iban a afeitar la pierna? ¿me tengo que desnudar del todo? - le comenté un poco nervioso.
- ¡Cómo! ¿¡Qué no te han rasurado aún?! Ay qué paciencia, se le habrá pasado a mi otro compañero. Espera un minuto, ahora vuelvo y te lo hago. Y no, no hace falta que te desnudes del todo. Puedes quedarte en calzoncillos. - respondió rápidamente mientras salía de la habitación.

Esperé, y aproveché para levantarme de la cama e ir al baño. Tenía ganas de orinar, pero en ese momento volvió a entrar el celador, así que me quedé con las ganas. Me tumbé en la cama, puso una especie de toalla bajo mi pierna, y con dos cuchillas desechables empezó a depilarme la pierna por debajo de la rodilla. Cuando terminó me hizo meterme en la cama, me tapó con las sábanas y la manta como si fuese mi madre, y mientras me despedía de mis padres me sacó de la habitación. Recorrimos pasillos a toda velocidad y yo en algún momento puse cara de miedo porque veía que nos chocábamos con abuelos que llevaban el taca-taca.

- No te preocupes tío, a mí me llaman el Schumacher del hospital- dijo riéndose mientras seguía esquivando esquinas y personal.

Al final llegamos al pasillo donde estaban las enormes puertas del quirófano y donde unos carteles que decían "PROHIBIDO EL PASO. ZONA QUIRÚRGICA" me daban la bienvenida. Cruzamos las puertas, y llegamos a una sala bastante grande donde había pacientes dormidos en camas escondidas entre las cortinas. Era la "sala de despertar". Había mucho movimiento. Gente con pijamas verdes andando de un lado para otro, algún paciente roncando... A mí me daba la risa. Me entretuve intentando descubrir quiénes eran enfermeras, quiénes los celadores, y quiénes los cirujanos. Todos iban a verde, así que era difícil distinguirlos.

A los pocos minutos llegaron dos enfermeras. Leyeron mi historial, lo dejaron sobre mis piernas, y dijo una de ellas.

- Así que Pablo, ¿eh? Qué nombre tan bonito
- Bueno, a mí no me gusta mucho la verdad - contesté.

Eran muy simpáticas y me explicaron que me iban a poner una vía. Asentí, y empezarona coger cosas de una mesilla. Yo preferí mirar hacia otro lado. De repente empezaban a hablar más deprisa, decían que se les había roto algo. Miré, y vi todo mi brazo chorreando sangre. Mientras una enfermera cogía gasas para limpiarme, la otra seguía urgando en mi vena intentando dejar todo bien.


- Tú tranquilo, ¿vale? Se te ha salido la vía. Ahora te ponemos otra - me dijo una enfermera algo nerviosa.
- Ah, vale, no pasa nada. Me fío de vosotras - dije sonriéndolas.

Las sábanas estaban llenas de sangre, así que tuvieron que cambiármelas. Yo estaba con una bata que dejaba entrever todo, y en calzoncillos, así que me sentí bastante inútil mientras me movían y me cambiaban las sábanas. Llegó un hombre muy alto, y serio. Leyó el informe, y dijo con voz de verdugo:

- Sedadle ya.

Era el anestesista. Les dio indicaciones a las enfermeras, y éstas me pusieron algo en la vía que tenía en el brazo.

- Pablo, te hemos puesto algo de sedación. No te va a dormir, pero te dejará algo atontado - me indicó la enfermera.

Asentí con la cabeza y, la verdad, es que después de eso me acuerdo de todo pero sin ningún detalle. Vino el traumatólogo. No le veía desde el viernes, cuando me dijo que me iba a operar. Me saludó, y me cogió el pie. Me empezó a tocar, y donde me dolía me marcó con un rotulador negro. Después me llevaron con la cama al quirófano. El quirófano no era como los de Hospital Central, o como los de la serie House. Era una habitación fría y amplia. Tenía pocas cosas. El anestesista se acercó, me hizo tumbarme de lado, y me miró la espalda. Me tocó con los nudillos y estuvo palpándome la columna vertebral.

- Perfecto, le voy a poner epidural - le dijo al traumatólogo.

No me acuerdo de muchos detalles más. Me tumbaron en una camilla negra que había en el centro de la sala. El anestesista me hizo ponerme de lado otra vez, y me dijo que me estuviese muy quieto. Un celador me agarró muy fuerte mientras yo estaba en posición fetal.

- Pablo, esto te dolerá pero tienes que aguantar - me dijo el anestesista.

Noté frio en la espalda, y después me empezaron a untar toda la espalda con yodo. Noté un pinchazo en la espalda, y de repente una presión enorme en la columna. Era una sensación muy extraña. No me gustaba nada. Noté picor, y me dieron ganas de moverme pero el celador me lo impedía porque seguía agarrándome muy fuerte, como si yo estuviese loco y fuese a matar a alguien. Me acuerdo de que empecé a sudar un poco, y lancé algún suspiro de dolor.

- Vale campeón, ya está. Yo ya no te toco más, tranquilo - me indicó el anestesista en tono de broma.
- Ahora notarás un calor muy fuerte en las piernas, y un hormigueo en los pies. Es normal. En poco tiempo tendrás dormido todo el cuerpo de cintura para abajo. - añadió.

Y tenía razón. Me empezaron a arder las piernas, y en menos de dos minutos ya no las notaba. La enfermera me puso unos parches en el pecho. Eran electrodos para el electrocardiograma con los que me iban a monitorizar el pulso cardiaco. Además, también me puso una pinza en el dedo. Esa pinza era el pulsioxímetro, un aparato que sirve para la medición del oxígeno transportado por la hemoglobina en el interior de los vasos sanguíneos. Es decir, durante toda la operación iba a estar completamente monitorizado. Aunque fuese anestesia epidural era importante estar monitorizado.

A partir de ahí oía todo lo que hablaban en el quirófano, pero no me acuerdo de nada. No notaba absolutamente nada el tendón. Notaba -y hasta veía de reojo por el reflejo en un cristal- que me subían la pierna, me la movían y me torcían el tobillo, pero no notaba nada de dolor. Vino otro hombre a la habitación con una máquina. Dijo que era algo para centrifugar la sangre, porque aparte de abrirme me iban a hacer una infiltración de celulas madre de mi sangre.

Y todo pasó rápido. Yo estaba atontado y ahora mismo no me acuerdo de las cosas que escuché. Cada pocos minutos venía el anestesista y me preguntaba que qué tal me encontraba. Al rato vi que el traumatólogo se acercaba a mí.

- Pablo, ya hemos terminado. Dentro de un rato te llevarán a la habitación, y después me pasaré a verte. - me indicó el traumatólogo.

Asentí con la cabeza, le dí las gracias, y dije bromeando.

- Por cierto me has operado del tendón de la pierna derecha, ¿no?

El traumatólogo miró al anestesista, y le dijo:

- ¡Joder! ¿Era el derecho? Otra vez me he vuelto a confundir.

Se rieron los dos, me dijeron que todo había salido bien, que no tenía nada raro en el tobillo, y se fueron.

Y a mí me pasaron a la sala de despertar, donde estuve como 20 minutos. Una enfermera venía cada pocos minutos a tomarme la tensión, y yo mientras intenté dormir porque estaba muy cansado, aunque con los ronquidos del hombre que tenía enfrente era imposible. Sin querer me quité el pulsioxímetro del dedo, y sonaron unos pitidos fuertes. Otro cirujano que estaba por ahí leyendo informes me miró rápidamente, y la enfermera vino corriendo. Le dije que me lo había quitado sin querer, y pedí perdón por el susto.

Tras unos minutos vino el celador, me saludó y estuvo hablándome, pero yo me estaba quedando dormido y no le hice mucho caso. Me llevó por los pasillos y la gente me miraba, así que cerré los ojos porque me daba vergüenza. Llegamos a la habitación, y ahí estaban mis padres. Se levantaron, y empezarona a preguntarme que qué tal, que cómo había ido todo. Me dijeron que sólo había estado una hora y media, y estuve contándoles muchas cosas de la operación. Yo ahora no me acuerdo de que les conté, pero después me dijeron que llegué a la habitación alterado y que empecé a hablar muy rápido mientras me reía...

... hasta que me quedé dormido.

4 comentarios:

  1. Hola mira yo estoy empezando con este problema... estoy bastante extresado, tengo 26 soy militar y el uso d las botas para mi es indispensable, dicen k e spor la presion d las botas en la zona, pero no puedo llevarlas flojas pues m saldrian unas ampollas enormes de andar... m han recetado las cuñas (taloneras, plantillas...) pero no surte el efecto k esperaba, a veces m duele otras solo m molesta y otras ni m entero, pero no es la solucion, m infiltre una vez, pero un fisio m dijo k no es bueno, he ido a varios medicos pero todos m dicen lo mismo, no m hacen nic aso y m dicen k ya se m pasara... estoy pensando en ir a otro y decirle k kiero k m haga una radiografia, una ecografia, un escaner y todo lo k haga falta porq ya estoy cansado... tengo un seguro privado (adeslas) por el ejercito, espero k asi vaya todo mas rapido y mejor, pero d momento ningun medico m a hecho caso... m gustaria k m agregases a este blog tuyo y seguir como t va yendo, a mi m dan panico las operaciones...pero si no hay otro remedio..., bueno espero k todo t haya ido bien y no tengas ya ninguna molestia, encantado :)

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  2. Muy buenas. Pues sí, el uso de botas, sobre todo de botas de seguridad y botas militares de las que comentas suelen dar problemas a personas que tienen tendinitis en el aquiles ya que al cubrirte hasta cierto punto del tendón de aquiles a veces se crean problemas en ese punto debido a repetidos golpes, saltos, etc.

    Comentas que te infiltraste. ¿Qué fue lo que te infiltraron? ¿Esteroides o factores de crecimiento? Las infiltraciones de esteroides en el tendón de aquiles están desaconsejadas en la mayor parte de los casos ya que, aunque pueden aliviar el dolor y quitar la inflamación, suelen debilitarlo mucho y podría llegar a romperse. Si tu tendinitis es en la inserción con el calcáneo sí puede estar aconsejada la infiltración ya que se haría en la parte del hueso y hay menos riesgo de romperse el tendón.

    ¿Cuánto tiempo llevas con el problema? Parece que mucho, y que no logras encontrar un médico que te haga caso. Muchos médicos, incluso los traumatólogs, no saben o no quieren darte opciones. También comentas algo de un fisio, así que me imagino que habrás ido a hacer fisioterapia y no te ha servido de nada. Quizás es hora de que utilices tu seguro privado. Diles que llevas muchísimo tiempo con el problema, y que nada te ha funcionado. Igual en tu seguro privado te hacen caso y consigues que te digan más cosas, y que te den soluciones.

    Si no, es bueno también que vayas a un podólogo. Está claro que el problema es por las botas. Igual el podólogo ve alguna anomalía en tu pie (por ejemplo, que tienes el pie ligeramente cavo, que tu pisada hace que el tendón trabaje más, etc.) Igual te manda plantillas a medida (no de las de la farmacia), y algún remedio...

    Mientras tanto, ¿has probado a usar tobilleras? No suelen hacer nada para la tendinitis del tendón de aquiles, pero yo tengo una que me alivia bastante, se llama "ACHILLES TENDON SUPPORT". ¿Has probado también a usar dos pares de calcetines?

    Y, lo más importante. En las fábricas y empresas existen distintas botas de seguridad. La gente con dolencias en los pies suelen usar botas distintas, más flexibles y ergonómicas. ¿En el ejército no tienes posibilidad de pedir otro calzado más cómodo y que no sea tan alto como las botas que usas?

    Saludos. Cualquier cosa en que pueda ayudar, aquí estoy.

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  3. Hola, he leído tu entrada y me es muy familiar, a mi me operaron el 29 de Noviembre de ambos tendones de Aquiles, una resección bilateral de tuberosidades del calcáneo (Haglund), que me provocaba roces en el tendón y la consiguiente inflamación. Después de 10 días estoy comenzando a andar (solo por casa) sin dolor y sin anti-inflamatorios. Soy deportista y espero volver pronto a correr. Has comentado en otra entrada que haces bicicleta, ¿Cuanto tiempo te costo volver a hacer ejercicio? Un saludo y animo!

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  4. Buenas. Me alegro de que ya empieces a andar.

    La verdad es que no hago bicicleta. Lo que comentaba en otro post es que el traumatólogo me ha recomendado hacer bicicleta para rehabilitar el tendón.

    Tras la operación, tuve que estar 2 meses y 1 semana con muletas. Teniendo en cuenta eso, y que tras la operación el tendón queda cosido, éste se vuelve muy rígido. Para arreglarlo, ahora tengo que hacer algo de bicicleta, aunque la verdad es que desde hace semanas no noto ninguna molestia en el tendón.

    Espero que a ti todo te vaya bien. Dices que quieres volver pronto a correr. Es mejor que empieces más tarde y que acabes recuperado. Los tendones, como ya sabrás, son muy complicados. Tal vez empieces a andar tras un tiempo y notas que no te duela, pero a la hora de correr los tendones sufren fuerzas distintas y mayores tensiones, por lo que si no te rehabilitas bien puedes volver a caer en la tendinitis.

    Espero que sigas contando cómo te va.

    Un saludo!!

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