SEPTIEMBRE DE 2009
Era 12 de septiembre, había terminado las prácticas en la empresa y seguía con algo de molestias en el tendón de aquiles derecho. Como dije en otro post anterior, había acabado la carrera en julio. Ahora había decidido irme a Alicante a seguir estudiando. Me gusta conocer sitios nuevos, y hacer amistades nuevas, cuanto más distintas mejor.
Recapitulando: soy de Navarra, me fui a Donosti a estudiar una Ingeniería Técnica, y ahora me iba a Alicante a hacer 4º y 5º curso de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Todo un cambio.
Hacía mucho calor ese día, y estaba terminando de cerrar la maletas y de poner en cajas las cosas que mis padres me tenían que mandar por correo. Me monté en el coche de mi padre, y pusimos rumbo a Zaragoza, donde iba a coger el avión que me llevaría hasta Alicante. En el coche íbamos comentando cómo sería mi vida en Alicante, el cambio que supondría, las veces que volvería a mi casa durante el curso (algún puente, navidades, y semana santa), y los nuevos amigos que haría.
Llegamos al aeropuerto, y me despedí de mis padres. Pasé el control se seguridad, y me fui a la sala de embarque. El avión salió puntual, y en menos de una hora ya estaba en Alicante. Lo primero que noté cuando salí del avión fue la humedad del ambiente, una humedad pegajosa que rápidamente se metía en todos los poros de la piel. Era bastante agobiante. Cogí un taxi y fui a la residencia, donde me esperaba un compañero que iba a estudiar conmigo, y que ya conocía de mi anterior clase en la Universidad del País Vasco.
Dejé las cosas en la habitación, y salimos a tomar unas cervezas. Habíamos quedado con otros dos compañeros de clase en un bar.
Y así fueron pasando los días, conociendo gente nueva, adaptándome a las nuevas clases, sufriendo la gota fría de Alicante... Y también pasaron las semanas. Y el dolor, si bien no desapareció, me dio alguna que otra tregua, y conseguí olvidarme de él por unos meses.
Recapitulando: soy de Navarra, me fui a Donosti a estudiar una Ingeniería Técnica, y ahora me iba a Alicante a hacer 4º y 5º curso de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Todo un cambio.
Hacía mucho calor ese día, y estaba terminando de cerrar la maletas y de poner en cajas las cosas que mis padres me tenían que mandar por correo. Me monté en el coche de mi padre, y pusimos rumbo a Zaragoza, donde iba a coger el avión que me llevaría hasta Alicante. En el coche íbamos comentando cómo sería mi vida en Alicante, el cambio que supondría, las veces que volvería a mi casa durante el curso (algún puente, navidades, y semana santa), y los nuevos amigos que haría.
Llegamos al aeropuerto, y me despedí de mis padres. Pasé el control se seguridad, y me fui a la sala de embarque. El avión salió puntual, y en menos de una hora ya estaba en Alicante. Lo primero que noté cuando salí del avión fue la humedad del ambiente, una humedad pegajosa que rápidamente se metía en todos los poros de la piel. Era bastante agobiante. Cogí un taxi y fui a la residencia, donde me esperaba un compañero que iba a estudiar conmigo, y que ya conocía de mi anterior clase en la Universidad del País Vasco.
Dejé las cosas en la habitación, y salimos a tomar unas cervezas. Habíamos quedado con otros dos compañeros de clase en un bar.
Y así fueron pasando los días, conociendo gente nueva, adaptándome a las nuevas clases, sufriendo la gota fría de Alicante... Y también pasaron las semanas. Y el dolor, si bien no desapareció, me dio alguna que otra tregua, y conseguí olvidarme de él por unos meses.
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